22 de marzo de 2009



Como ya hemos empezado a explicar en clase el tenebrismo de Caravaggio, he pensado que podíamos disfrutar de esta obra. Se trata de "La incredulidad de Santo Tomas" que fue pintado por Caravaggio en 1602. El cuadro narra el pasaje evangélico en el cual se vuelve a aparecer Jesucristo resucitado por segunda vez a los apostoles, esta vez sí está Tomás, que no creyó que Jesucristo se hubiera aparecido a los discípulos la semana anterior. Muestra un momento de gran dramatismo cuando Jesús le ofrece la herida del costado para que meta la mano. Vence así a la incredulidad anterior por la fe del presente: "Señor mío y Dios mío".
El naturalismo de Caravaggio se hace presente aquí, al mostrar al santo como un incrédulo. Las luces contribuyen a enfocar más la figura y a dotarla de realismo.